Cómo nace una idea de marca «plázida»
Emprendedor con corazón, apasionado buscador de soluciones, soñador, idealista. Motor de la transformación que el mundo necesita. Tú que piensas en grande, en tu impacto en las personas y en el mundo. En lo que han venido a mejorar, antes que en tu cuenta de resultados. He estado pensando mucho en ti. ¿Qué necesitas para dar lo mejor de ti? ¿Qué entorno y condiciones son las idóneas?¿Qué tiene que ocurrir para que los astros se confabulen y nazca la gran idea?
1. Espacio
Lo primero que necesitas es espacio. Hueco mental. Dejar de estar obsesionado por la productividad, por rellenar todos los huecos de tu agenda. Quitar ese halo de prestigio al estar muy ocupado y a esa idea tan de cultura americana de que el tiempo es dinero. ¿Qué es eso de no tener espacio en nuestra vida para las relaciones humanas, para hablar y estar con la gente que nos importa?, ¿qué es eso de no poder detenernos para observar lo que pasa en el mundo o para extasiarnos con la belleza de las cosas pequeñas que siempre nos regala la vida? Y en otro orden de cosas, ¿cómo que no hay espacio en nuestra vida para reflexionar? Si queremos que surjan ideas poderosas, de las que nos podamos enamorar, con las que nos podamos comprometer para hacerlas realidad, lo primero que necesitamos es abrir espacio.
2. La nada
La economía de la atención nos ha robado el silencio. Ha rellenado todos los huecos de nuestra vida con imágenes, vídeos, audios, chats. Ruido y sobrestímulo. Y sin embargo no hacer nada, simplemente esperar, es una parte crucial del trabajo creativo. Cuando dejamos de hacer, hacer, hacer, puede que nos choquemos de frente con algo que nos da mucho pavor: el vacío, la nada, el silencio interior. Y sin embargo, la vida está llena de eventos que son impredecibles, que escapan a cualquier medida o control y que nacen de la nada. Y por otro lado, hay multitud de cosas buenas y malas que no nos pasarán. En “The three Nothings of Life” Martin A. Ciesielski, creador de The School of Nothing nos hace ver como el taoísmo chino ya ponía de relieve como el vacío o la ausencia es en ocasiones lo que da sentido. Como el cuenco que ilustra este post. Muchas veces lo que nunca llegó a suceder tuvo un gran impacto emocional en nosotros: ese reconocimiento esperado y nunca obtenido, esas palabras de amor nunca pronunciadas por la persona amada o esa idea brillante que nunca pusimos en marcha. La fuerza de la nada.
3. Tiempo.
Y parar un poco es justo lo que te pedimos a ti, emprendedor que quieres lanzar una nueva marca al mercado. Perder el miedo al abismo de encontrarte con la nada. Y no se trata de crear más despacio sino de dedicar el tiempo que requiere las cosas que de verdad importan . Se trata de deliberar, ¿qué haces y por qué lo haces? ¿en qué crees?, ¿con quién lo haces?, ¿para quién lo haces?, ¿les importa?, ¿cómo está cambiando el mundo y por qué?, ¿en qué es diferente tu propuesta?, ¿qué has venido a contar que no cuenta nadie? o ¿qué hay en todo ello que sea verdaderamente auténtico y duradero?. Necesitamos tiempo para investigar, para analizar y para que te atrevas a indagar en tus motivaciones profundas, en lo que te frena y en lo que te impulsa.
4. Legado
Otra obsesión de nuestra cultura es el corto plazo y el lanzar antes de estar listo. Para antes de ayer. El método Lean Start Up, el más exitoso entre los emprendedores, ha llenado el mundo de equivocaciones rápidas y muy probablemente de basurilla que queda flotando en nuestra nube para la eternidad. La recomendación de Plázida es la contraria. Piensa a largo plazo, piensa en las consecuencias de tu actividad, piensa en qué diría la nieta de tu nieta. Piensa en tu responsabilidad para el mundo. Piensa en la salud de las personas y en la salud del planeta. Si vas a lanzar un producto low cost, piensa en los continentes de basura que están matando nuestros océanos. Piensa en tu huella de carbono. Piensa que cada año sobrepasamos antes los límites planetarios. Y léete primero dos libros imprescindibles: World Wide Waste de Gerry Mc Govern y The Good Ancestor de Roman Krznaric.
5. Claridad
La creación de una idea de marca es lo opuesto a lo que el filósofo Mario Bunge llamaba “esquizofagia”: expresarse de manera muy oscura para que la gente no te entienda y piense que es algo muy profundo. Todo lo contrario. La belleza de las palabras escogidas y la claridad de las ideas seducen. La claridad tiene que ir unida a la verdad y a la conexión emocional, primero con nosotros mismos y sólo después con la gente a la que nos dirigimos. Y esto es así porque si a ti no te resuena muy hondo nunca crearás un concepto con el que puedas comprometerte. Y también a la diferenciación. Una idea propia y legítima que sobresale del resto y que la puedes mantener en el tiempo . Una idea clara y distinta que decía Descartes.
6. Tierra fértil
Las ideas necesitan tierra fértil para crecer sanas y echar buenas raíces. Necesitan luz y cuidados. Autoconfianza y mentores, gente que crea en ti, te guíe y te felicite por tus logros. En Plázida queremos ser esas personas que te hacen crecer sobre tus fortalezas. Tenemos vocación de ser tu “prozac”, como nos llamó una vez una clienta. Porque todos tenemos nuestros días bajos (nosotros también) y en España es crónico el déficit de reconocimiento. Se necesita una fortaleza sobrehumana para crear tu idea sin palabras de aliento y feedback positivo.
7. Calma
Calma, “plazidez”. Nada nuevo nace si nos pasamos la vida corriendo de un sitio para otro y apagando innumerables fuegos. Los expertos en neurociencia nos enseñan cómo el cerebro necesita parar para ser más creativo. Ponerlo en reposo. Entrar en modo avión. Meditar las buenas soluciones. Cuenta la leyenda que Einstein vio la solución para la teoría de la relatividad mientras paseaba de camino al trabajo con un ingeniero amigo. Famosa también es la historia de cómo Newton descubrió la ley de la gravitación universal. En definitiva necesitamos sosiego, tranquilidad, reposo, pausa, serenidad, relajación y sobre todo equilibrio que nos lleva al disfrute, a la gratitud y a la conciencia.