Cuando hablamos de “experiencias bonitas” nos referimos a aquellas que están pensadas para que cada miembro de la comunidad pueda tener la oportunidad de brillar.
Nos ayudan a colaborar, a conectar mejor, a compartir pasiones, a desarrollarnos como personas y profesionales y a reconocernos mejor unos a otros. Nos permiten pertenecer a algo más grande que nosotros mismos y sentirnos parte de una gran comunidad.
Son de tres tipos: retiros, encuentros y formación.