Estatus de marca en tiempos pandémicos

Estatus es la posición que uno ocupa en la sociedad. Derivado del lat. statum, participio pasado de stare, estar de pié.

En un sentido amplio y más relevante el estatus se refiere al valor y la importancia que tienes en los ojos del mundo. Podemos decir que tenemos dos identidades: quién decimos que somos y lo que creemos que otra gente piensa que somos, la versión de nosotros mismos que juega en la liga de la jerarquía del estatus. Ahora, al estar mucho más interconectados estamos constantemente recalibrando nuestra percepción  externa, un juego que puede llevar a grandes desequilibrios internos, sobre todo entre los más jóvenes.

Cada sociedad ha concedido estatus a diferentes grupos de personas. Por ejemplo en la Grecia antigua sólo podían tener estatus los hombres libres; las mujeres y los esclavos quedaban fuera de la ecuación. En la actualidad la acepción más común es conceder estatus a los logros financieros, de tarjeta, de cv o en el peor de los casos, de simple famoseo.

Alain de Botton, el fundador de The School of Life, en su libro “Status Anxiety” desarrolla el tema de la ansiedad provocada por el imaginario de éxito en nuestra sociedad y la angustia por no lograrlo. La ansiedad, dice, la provocan entre otros, la recesión, el paro, las promociones de los otros, la jubilación, las conversaciones con colegas de la profesión, la gente que destaca o el supuesto éxito de la gente que conoces. El éxito percibido de los demás nos provoca un sentimiento feo, muy parecido a la envidia, que normalmente reprimimos.

Lo que el libro viene a decir es que necesitamos para nuestra propia salud mental signos de respeto de los otros. Analiza sus causas y sus posibles soluciones y  resume  nuestra vida adulta como la búsqueda de dos grandes historias de amor:  el amor sexual y el amor del mundo. Se nos rompe el corazón cuando descubrimos que a los ojos del mundo no somos nadie. Dudamos de nuestra propia valía, de no ser suficientes,  porque nuestro ego es como un globo de helio que necesita continuamente amor externo para permanecer inflado y es vulnerable a cualquier descuido.

Estatus y marca personal

Nuestra marca personal es como una cebolla. Nos lanzamos al mundo con innumerables capas que nos protegen del escrutinio ajeno, de la imagen que creemos que proyectamos.

Como casi todo, si profundizamos un poco nos topamos con nuestra infancia y nuestro entorno familiar. Que se valoraba y qué no, que sucedía, cuál era nuestra posición en la familia y en el cole, cuál era la situación económica, que te faltó, contra qué te rebelaste e innumerables circunstancias que van forjando nuestro carácter.  En algún momento todos sentimos que no éramos suficiente, que no podíamos ofrecer nada extraordinario. Y esto se contraponía con nuestro deseo de brillar,  de estar en el centro,  de ser visible, de ocupar un puesto de”responsabilidad”. La sociedad y las redes sociales no ayudan porque constantemente se promueven ejemplos que nos hacen pensar que nuestra vida no vale nada en comparación con la de otros. 

En estos tiempos pandémicos en los que cada vez es más difícil ganarse la vida, no digamos despuntar, todos sufrimos en mayor o menor medida ese malestar. Eso sí, en silencio. Es un stress asociado al lugar en el que nos sentamos en la escalera socieoeconómica y a una movilidad que se ha hecho astronómicamente difícil para todos. 

“Estamos viviendo una existencia parecida a la del del arroz precocinado  en una bolsa de plástico: estamos aislados del mundo y en algún tipo de recipiente” leí en un artículo de The Guardian.

El recuento de muertos diario, nos ha hecho pensar más que nunca en nuestra propia extinción. Medir nuestra valía en relación con nuestra propia muerte y la necesidad de aprovechar el momento, el famoso tema clásico carpe diem, es algo que los grandes poetas nos han recordado siempre:

“coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre;

marchitará la rosa el viento helado.
Todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.”

dicen las dos últimas estrofas de un  bellísimo soneto de  Garcilaso de la Vega.

El 18 de Febrero de 2021 la nave Perseverance llegó a Marte  y un hecho así nos debería poner  a todos en perspectiva: no somos nada en la inmensidad del universo. Y también nos deberíamos dejar afectar por el “efecto panorámico” que emocionó tanto a los astronautas cuando vieron el globo terráqueo por primera vez: “Lo que realmente me sorprendió fue que [la Tierra] proyectaba un aire de fragilidad. Y no sé por qué. A día de hoy no lo sé. Tuve la sensación de que es pequeña, brillante, hermosa, que es un hogar y que es frágil.” Michael Collins, Apolo XI

Y aun así, el remusguillo del estatus (sea lo que sea) sigue estando ahí.

Y la sociedad de consumo no ayuda  porque basa su éxito en que nunca sea suficiente ni lo que eres ni lo que tienes.

Estatus y marca de producto.

Hoy en día, cualquiera puede tener un bolso, un reloj o un par de zapatos, pero las marcas específicas de bolsos, relojes y zapatos son un rasgo distintivo para ciertas clases de consumidores y este “marcado” pueden ser más o menos evidente. Marcar con un logo muy grande tus productos para que todo el mundo sepa que luces una marca de lujo, hace tiempo que ha pasado a la historia. La prueba de de ello es la facilidad con la que han proliferado millones de copias en el mundo entero y se venden en cualquier esquina.

¿Y las réplicas? Inditex es el rey de las réplicas de los modelos originales de pasarelas. ¿Vestir un Zarucci te otorga status?

Las posesiones materiales, queramos o no, se entrelazan con nuestra identidad, hablan de nosotros, de nuestros gustos y de nuestra posición social. Son símbolo de estatus. ¿Qué dicen de ti las marcas? Mucho más de lo que crees. Que eres rico, que eres famoso, que eres trendy, que eres foodie, que eres cool, que estás a la vanguardia, que eres joven, que eres cultureta, que perteneces a una tribu, que eres altruista, que eres inteligente, que eres individualista, que tienes confianza en ti mismo o que no eres tonto….Hay marcas que en si mismas son símbolos de status porque otorgan popularidad a una cierta comunidad.

¿Pero qué  es status de marca ahora?

Alcanzar status de marca es significar algo importante en la vida de alguien.

Comprar marcas sostenibles nos otorga status. En el nivel más superficial calma nuestra eco-ansiedad. Como decía una clienta, nos ayuda a hacer “tic” en la cajita de ayudo al mundo con mi consumo.  Cada vez son más las marcas con propósito. Ya está al alcance de nuestra mano comprar comida de proximidad y libre de químicos, elegir una empresa de suministro de electricidad 100% de energía renovable,  gestionar nuestro dinero con una banca ética, vestirnos con marcas de slow fashion o comprar un fairphone y repararlo todas las veces que haga falta en vez del último modelo de iphone.

En conclusión

Quizás la gran riqueza venga de aspirar a muy poco, de estar satisfecho con lo  que tienes , de tener suficiente para llevar una vida digna. 

Garantizada la dignidad, el truco es descubrir tus verdaderas expectativas vitales y cuáles son las que el entorno te ha impuesto. Tu libertad dentro de las cartas que la vida te ha repartido.

Estoy convencida de que la mejor manera de dejar de sentir ansiedad por el estatus es cambiar el foco. Dejar de mirarte el ombligo  y centrarte en lo que tú puedes hacer por el mundo, en tu emprendimiento.

Y cuando lo hagas, recuerda lo básico, lo que le hizo nacer. Tu propósito, tus valores, tus principios. Lo que nunca has de comprometer. Siente el orgullo de ponerlos a trabajar. Sal de tu casa, de tu coworking, de tu oficina y ve al encuentro con el mundo real (que esperemos será seguro muy pronto). Siéntate con la gente que piensa diferente. Piensa en cuáles son las necesidades humanas que quieres atender y cuál es de verdad tu negocio. Plantéate objetivos “moon-shot” imposibles de alcanzar y esto te mantendrá motivado para lograr mucho más de lo que inicialmente te habías propuesto.

Y sin buscarlo,  al dejar de querer medir tu valía frente a otros, la sociedad te otorgará el estatus que mereces.

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