¿Qué es “slow branding”?
Cuando hablamos de slow branding estamos pensando en detenernos el tiempo suficiente como para adquirir conciencia y ayudar a crear marcas éticas, confiables y honestas. Que lo que dicen que hacen sea lo que verdaderamente hacen.
El slow branding nunca pierde de vista las tendencias y el contexto. Investiga, analiza y toma conciencia de las consecuencias de la actividad del sector en el que se enmarca el proyecto y de lo que su consumidor de verdad demanda. Se trata de crear marcas alineadas con los valores de los fundadores, con lo que el consumidor desea y con lo que el mundo necesita. Marcas que se posicionan por lo que son y no por el hueco que los demás le dejan.
El slow branding aspira a simbolizar productos buenos para ti y buenos para el medioambiente. Ir despacio para ir seguros. Sabemos que cuesta mucho conseguir una determinada imagen de marca y por tanto, no rompamos nuestras promesas, seamos consistentes, cuidemos los mensajes que lanzamos. Construyamos siempre a favor de nuestra visión de marca.
Muchas marcas tienen los recursos, el alcance, la distribución, las redes y el talento. Tienen todo lo que hay que tener para cambiar el mundo. Pero les falla la base. Están poniendo demasiadas neuronas en hacer crecer un producto insostenible, que enferma a la gente o que destruye el ecosistema. A veces incluso las dos cosas. Olvidaron preguntarse si realmente necesitamos ese producto y si su sueño de crecimiento exponencial e infinito es algo que el planeta y su gente puede soportar.
En Plázida creemos en marcas que te ayudan a comunicar quién eres, cómo eres y qué es lo que valoras de verdad. Y comuniques de forma transparente. A todos nos importa qué hacen las marcas con sus beneficios, cómo tratan a sus empleados, si el producto es seguro para ti y bueno para el mundo. Queremos conocer qué te motiva y en qué crees. Queremos saber cómo hablas de verdad, cuál es tu tono de voz auténtico.
El verdadero objetivo va más allá del branding. Es volver a hacer buenos productos. Comprar menos. Comprar calidad a un precio justo. Que los precios vuelvan a reflejar el valor real. Que no se lance al mercado ninguna marca que no mejore la vida de los consumidores y del planeta.
No necesitamos más. Necesitamos mejor. Redefinir que significa la abundancia. Una abundancia sin desperdicio. Crear hábitos buenos que alivien la ansiedad del consumidor que se siente impotente y parte del problema.
La primera pandemia nos ha demostrado que la gente no necesita tanto consumo innecesario. Frente a un espejo, hemos descubierto el verdadero papel de lo esencial, de lo que está en la base de la pirámide de nuestras necesidades, a la que ahora habría que añadir la tecnología que nos permite seguir conectados y continuar trabajando. Nos hemos dado cuenta de que lo que distingue a una marca es menos importante que lo que nos une. Que los valores que compartimos con ella.
Imaginemos un mundo de marcas sostenibles y regeneradoras. Repensemos la forma en cómo las marcas crean valor. Escuchemos de verdad lo que la gente quiere. La gente quiere que las marcas jueguen un papel más importante en la creación de un mundo mejor que dé prioridad al significado, al propósito y al impacto positivo para todos. Y muchos estudios así lo demuestran. Hoy el mundo necesita que revirtamos el cambio climático, que preservemos los recursos para la vida y que promovamos sociedades más sociales, inclusivas y resilientes.
Esto supone que debemos primar las dietas vegetarianas y veganas, que solo hay que utilizar energías renovables, que se impone comprar productos duraderos, que debemos reducir al mínimo el desperdicio de comida y agua, utilizar productos de economía circular, evitar los tóxicos y los químicos, apoyar a las mujeres y a su educación global, expandir la equidad y las oportunidades y hacer que tu voz cuente. Son las conclusiones del estudio “The Pull Factor Project: Unleashing the Power of Brands to make sustainable Living the Good Life of Tomorrow” de BBMG.
Ahora tenemos un enorme abanico de oportunidad hacia una forma mejor de hacer las cosas. ¡Hagámoslo!